18-02-01 Dispositivos externos
Efecto proyectil. El peligro más importante para los pacientes y el personal bajo un campo magnético viene marcado por la potencial atracción de determinados objetos ferromagnéticos tales como bisturís, tijeras, bolígrafos, bombonas de gas, etc., lo que los convierte en proyectiles (Figura 18-06).
Figura 18-06: |
Para evitar este tipo de accidentes, es posible instalar un detector de metales que cualquier persona que quiera acceder a la sala de exploración deba atravesar, aunque esta opción es bastante engorrosa. En lugar de ello, es recomendable utilizar puertas que puedan ser bloqueadas.
Monitores y respiradores. La necesidad de utilizar dispositivos de monitorización fisiológica, respiración mecánica, etc. hace que en ocasiones las exploraciones de RM sean difíciles o incluso no recomendables para ciertos pacientes.
Sin embargo, con el desarrollo de equipos más avanzados y la mejora en los protocolos de seguridad es posible afirmar que la monitorización ya no es una contraindicación para la RM. Existen algunas publicaciones donde pueden encontrarse detalles de estos dispositivos, por ejemplo, en esta publicación oficial canadiense [⇒ Medical Advisory Secretariat].
Agentes de contraste. Los agentes de contraste u otras sustancias que se inyectan a los pacientes para realzar diferentes áreas en las imágenes de RM, presentan riesgos similares a los cualquier otra técnica invasiva, como los rayos x, especialmente en pacientes con enfermedades renales. En estos pacientes, ciertos agentes de contraste están contraindicados (véase efectos adversos tardíos, FNS).
La experiencia clínica derivada de la administración de contrastes basados en gadolinio u otro tipo por vía intravenosa ha demostrado que estos agentes son generalmente seguros y se toleran bien por parte del paciente. Aún así, deben tomarse todas las precauciones en la administración de estas sustancias, especialmente en pacientes en cuidados intensivos, con historias previas de alergia o reacciones adversas a medicamentos. Cuando los contrastes se utilizan de acuerdo con las guías pautadas, estos riesgos secundarios son poco probables.
Tras la administración de gadolinio, se recomienda un período de precaución de 24 horas, en el cual debe suspenderse la lactancia materna, aunque algunos estudios han propuesto rebajar esta suspensión hasta las 12 horas [⇒ Hylton].
18-02-02 Equipamiento
Peligros del campo magnético. Muchos de los riesgos importantes se incrementan con el aumento de las intensidades de los campos magnéticos, y las investigaciones publicadas no pueden extrapolarse a equipos de más de 1.5 Tesla. Se requieren estudios adicionales para asegurar un uso de la RM libre de peligros en equipos de campo alto y ulta-alto. Hasta que se demuestre lo contrario, los estudios de pacientes en equipos de muy alto campo, deben valorarse cuidadosamente.
Ruido. El ruido creado por la conmutación de los gradientes es una fuente adicional de incomodidad y, posiblemente, de daños en el oído del paciente y, en ocasiones del personal [⇒ Radomskij]. Este ruido es comparable al que se registra con tráfico muy denso. Los niveles de presión sonora (Sound Presure Levels, SPL) aumentan con la intensidad del campo magnético. Los niveles de ruido en equipos de 3 Tesla pueden acercarse a dos veces los niveles de ruidos en 1.5 Tesla. Los niveles de presión de sonido en el interior de una bobina de cabeza pueden exceder los 130 dB (A). Para la protección contra esta exposición que puede resultar dañina, se han publicados guías británicas y estadounidenses que estipulan que la dosis diaria permitida de ruido es la equivalente a 90 dB (A) durante 8 horas, mientras que las directrices europeas permiten sólo 80 dB (A) durante 8 horas [⇒ Foster].
Se recomienda administrar tapones desechables a los pacientes para proteger la audición. Del mismo modo, hay disponibles auriculares y dispositivos especiales para reducir el ruido y se están desarrollando sistemas activos de cancelación sonora [⇒ Mansfield 2000].
Gases de refrigeración. En los imanes superconductores, se utilizan gases para mantener la corriente a temperaturas bajas, siendo el helio y el nitrógeno los más utilizados. En el caso de un quench, los gases se liberan al exterior. En circunstancias normales, los gases de escape viajan a través de un sistema de tuberías y no llegan a la sala del imán, aunque accidentalmente puede liberarse algo de gas en la sala.
En estos casos, hay dos posibles peligros. Por un lado, puede producirse una bajada muy rápida de la temperatura, produciendo incluso congelación debido a que los gases son extremadamente fríos. En segundo lugar, el nitrógeno es potencialmente peligroso, en particular cuando se libera a presión (mientras que en el caso del helio no hay peligro de intoxicación directa). Tanto el personal como los pacientes deben ser evacuados del área inmediatamente y regresar sólo después de ventilar adecuadamente la sala de imán. Determinados monitores de oxígeno con alarmas audibles, situados a una altura adecuada dentro de la sala de imán se han propuesto como medidas adicionales de seguridad [⇒ Shellock 1994].