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Capítulo 18

18-01
Introduccíon

18-02
Riesgos directos

Dispositivos
  externos

Equipamiento
El paciente
Otros
Requisitos legales
18-03
Riesgos indirectos

Campo magnético
  estático

Campo magnético
  variable

Radiofrecuencia


18-02-01 Dispositivos externos

Efecto proyectil. El peligro más importante para los pacientes y el personal ba­jo un campo magnético viene marcado por la potencial atracción de de­ter­mi­na­dos objetos ferromagnéticos tales como bisturís, tijeras, bolígrafos, bombonas de gas, etc., lo que los convierte en proyectiles (Figura 18-06).


Figura 18-06:
A pesar de las constantes advertencias y formación del personal, el número de incidentes no disminuye sino que au­men­ta. Según las cifras publicadas por la US Food and Drug Administration, de 2004 a 2009, el número de heridos aumentó cuatro veces hasta 193 ac­ci­den­tes [⇒ Rivi FDA]; sin embargo, no todos los accidentes fueron mortales.


Para evitar este tipo de accidentes, es posible instalar un detector de metales que cualquier persona que quiera acceder a la sala de exploración deba atra­ve­sar, aunque esta opción es bastante engorrosa. En lugar de ello, es re­co­men­da­ble utilizar puertas que puedan ser bloqueadas.

Monitores y respiradores. La necesidad de utilizar dispositivos de mo­ni­to­ri­za­ción fisiológica, respiración mecánica, etc. hace que en ocasiones las ex­plo­ra­cio­nes de RM sean difíciles o incluso no recomendables para ciertos pacientes.

Sin embargo, con el desarrollo de equipos más avanzados y la mejora en los protocolos de seguridad es posible afirmar que la monitorización ya no es una contraindicación para la RM. Existen algunas publicaciones donde pueden en­con­trar­se detalles de estos dispositivos, por ejemplo, en esta publicación oficial canadiense [⇒ Medical Advisory Secretariat].

Agentes de contraste. Los agentes de contraste u otras sustancias que se in­yec­tan a los pacientes para realzar diferentes áreas en las imágenes de RM, pre­sen­tan riesgos similares a los cualquier otra técnica invasiva, como los rayos x, es­pe­cial­men­te en pacientes con enfermedades renales. En estos pacientes, cier­tos agentes de contraste están contraindicados (véase efectos adversos tardíos, FNS).

La experiencia clínica derivada de la administración de contrastes basados en gadolinio u otro tipo por vía intravenosa ha demostrado que estos agentes son generalmente seguros y se toleran bien por parte del paciente. Aún así, deben to­mar­se todas las precauciones en la administración de estas sustancias, espe­cial­men­te en pacientes en cuidados intensivos, con historias previas de alergia o reacciones adversas a medicamentos. Cuando los contrastes se utilizan de acu­er­do con las guías pautadas, estos riesgos secundarios son poco probables.

Tras la administración de gadolinio, se recomienda un período de precaución de 24 horas, en el cual debe suspenderse la lactancia materna, aunque algunos estudios han propuesto rebajar esta suspensión hasta las 12 horas [⇒ Hylton].


18-02-02 Equipamiento

Peligros del campo magnético. Muchos de los riesgos importantes se in­cre­men­tan con el aumento de las intensidades de los campos magnéticos, y las in­ves­ti­ga­cio­nes publicadas no pueden extrapolarse a equipos de más de 1.5 Tesla. Se requieren estudios adicionales para asegurar un uso de la RM libre de pe­li­gros en equipos de campo alto y ulta-alto. Hasta que se demuestre lo contrario, los estudios de pacientes en equipos de muy alto campo, deben valorarse cui­da­do­sa­men­te.

Ruido. El ruido creado por la conmutación de los gradientes es una fuente adi­cio­nal de incomodidad y, posiblemente, de daños en el oído del paciente y, en ocasiones del personal [⇒ Radomskij]. Este ruido es comparable al que se registra con tráfico muy denso. Los niveles de presión sonora (Sound Presure Levels, SPL) aumentan con la intensidad del campo magnético. Los niveles de ruido en equipos de 3 Tesla pueden acercarse a dos veces los niveles de ruidos en 1.5 Tesla. Los niveles de presión de sonido en el interior de una bobina de cabeza pueden exceder los 130 dB (A). Para la protección contra esta exposición que puede resultar dañina, se han publicados guías británicas y estadounidenses que estipulan que la dosis diaria permitida de ruido es la equivalente a 90 dB (A) durante 8 horas, mientras que las directrices europeas permiten sólo 80 dB (A) durante 8 horas [⇒ Foster].

Se recomienda administrar tapones desechables a los pacientes pa­ra proteger la audición. Del mismo modo, hay disponibles auriculares y dispositivos espe­cia­les para reducir el ruido y se están desarrollando sistemas activos de cancelación sonora [⇒ Mansfield 2000].

Gases de refrigeración. En los imanes superconductores, se utilizan gases pa­ra mantener la corriente a temperaturas bajas, siendo el helio y el nitrógeno los más utilizados. En el caso de un quench, los gases se liberan al exterior. En cir­cun­stan­cias normales, los gases de escape viajan a través de un sistema de tu­be­rías y no llegan a la sala del imán, aunque accidentalmente puede liberarse algo de gas en la sala.

En estos casos, hay dos posibles peligros. Por un lado, puede producirse una bajada muy rápida de la temperatura, produciendo incluso congelación debido a que los gases son extremadamente fríos. En segundo lugar, el nitrógeno es po­ten­cial­men­te peligroso, en particular cuando se libera a presión (mientras que en el caso del helio no hay peligro de intoxicación directa). Tanto el personal como los pacientes deben ser evacuados del área inmediatamente y regresar sólo des­pués de ventilar adecuadamente la sala de imán. Determinados monitores de oxígeno con alarmas audibles, situados a una altura adecuada dentro de la sala de imán se han propuesto como medidas adicionales de seguridad [⇒ Shellock 1994].

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